domingo, 8 de febrero de 2015

Magnes. El pastor griego

MAGNES.
 EL PASTOR GRIEGO

Plinio el Viejo fue un militar, naturista, científico y escritor romano que vivió entre el año 23 y 79 antes de C. y que escribió una enciclopedia compuesta por 37 tomos o libros. Para hacer más atractivos los conocimientos que quería exponer en los mismos, empleaba los cuentos e historias que escuchaba a los viajeros.
Uno de esos cuentos es el de Magnes el pastor griego:
Un frío día de invierno, como de costumbre, Magnes pastaba en el monte su rebaño cuando escuchó el balido de una oveja que buscaba su cordero. Magnes también empezó a buscarlo: junto al río, entre las rocas y zarzas.....pero ni rastro. Sabía, estaba seguro, que nadie se lo había llevado, el zorro tampoco había aparecido por allí pero..... ¡ nada!.
En aquellos alrededores había una gran roca oscura y pensó que si se subía a ella podría divisar una zona más amplia. Mientras la escalaba, se dio cuenta de que los clavos de la suela de su calzado y la punta de su cayado se pegaban a la piedra. Para separarse de ella debía hacer bastante esfuerzo y dificultaba su recorrido por la misma para poder llegar hasta arriba. Hasta entonces no se había dado cuenta de aquella fuerza y al cabo de algún día llevó algunos objetos diferentes para probar lo que ocurría al acercarlos a la gran roca oscura. Así comprobó que el hierro quedaba pegado y que el peso de los pedazos de este material nada tenía que ver con la atracción.
Llevó al pueblo algunos trozos de piedra y se convirtieron en el juguete de mayores y pequeños. Al principio les dieron el nombre de “piedras mágicas” pero con el tiempo pasaron a denominarse las “piedras de Magnes” y de ahí el nombre de magnetita con el que se les conoce desde más tarde y se ha mantenido hasta nuestros días. También se le llama piedra imán.

Hoy en día, además de la piedra, nos son muy conocidos los imanes. ¿ Quién no tiene un juego de imanes? Todos hemos tenido uno entre las manos..... pero, ¿los conocemos de verdad? El mejor camino para conseguirlo: seguir en el papel de investigador curioso. ¡Todavía nos queda qué descubrir y aprender!

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